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LUCÍA Y SU PRIMER AÑO EN LA UNIVERSIDAD

Tras el estrés de 2º de bachillerato, los nervios de la Prueba de Acceso a la Universidad y el merecido verano de descanso, lleno de trámites y papeleo, llega la temida UNIVERSIDAD. Esa palabra que todos conocemos y que sabemos que algún día llegará, pero nadie cree que ese momento será tan pronto. Porque 18 años parecen muchos, pero creedme, llega en un abrir y cerrar de ojos. El primer año universitario es el inicio de una etapa muy importante en nuestra vida, ya que, ser universitario implica muchos cambios; sobre todo, uno que nos afecta a nivel más personal, independencia y comenzar a adquirir poco a poco más responsabilidades.

Aun somos jóvenes inexpertos en un mundo desconocido, pero durante este primer año tenemos que lanzarnos a ese abismo y empezar a hacer las cosas por nosotros mismos, a no depender de “papá” y “mamá” cada vez que algo nos sale mal, a solucionarnos nuestros problemas, y sobre todo, a empezar a enfocar nuestra vida a un futuro que parece muy lejano, pero que todos dicen que llega muy rápido.

Sin embargo, la etapa universitaria no comienza ese septiembre en el que llegas a una ciudad desconocida (en mi caso, Madrid), te instalas en un piso/colegio mayor/residencia en el que no conoces a nadie, tu madre te da mil y un consejos que tú escuchas vagamente y llegas ese primer día a esa universidad elegida rodeado de decenas de personas que no conoces. No. La etapa universitaria comienza mucho antes. ¿Quién no ha pensado millones de veces como sería su vida en la universidad? ¿Cómo será vivir solo? ¿La universidad será muy difícil? ¿Tendré tiempo libre? ¿Echaré mucho de menos a mi familia y amigos? ¿Haré nuevos amigos en la universidad? ¿Cuándo sabré si he elegido bien la carrera?

Compañeros, no os preocupéis. Todas esas dudas son normales. Es normal tener miedo a lo desconocido. El cambio que estáis a punto de afrontar es muy radical, y significa romper la zona de confort en la que nos encontramos en bachillerato, viviendo en casa y teniendo a nuestros padres repitiéndonos una y otra que tenemos que estudiar. Pero, tener miedo no importa. No importa sentirse perdido los primeros días de clase, creer que la carrera te viene grande, o sentirte quizás un poco solo los primeros días que estés en esa nueva ciudad que será tu lugar de residencia durante los próximos cuatros años. Ante todo recuerda que todo el mundo está igual que tú, y que seguro que esa chica que tienes sentada al lado en el comedor, está deseando hablarte, pero por vergüenza (igual que tú), no lo hace. O que el compañero que se ha sentado al lado tuyo en la facultad está igual de perdido que tú en esa clase de bioquímica. Lánzate y te aseguro que empezarás a hablar con la gente, y en unas semanas, sentirás que estás como en casa.

Antes decía que la vida universitaria no comienza en ese momento, porque con anterioridad hemos tomado muchas decisiones. La vida consiste en eso, en tomar decisiones constantemente; muchas veces de manera inconsciente, pero otras las pensamos mucho, porque sabemos que cambiarán nuestro devenir. ¿Se os ocurre alguna?

¿QUÉ CARRERA ELIJO? ¿EN QUE CIUDAD/UNIVERSIDAD LA ESTUDIO?

Antes de estar en la situación planteada de llegar a esa nueva ciudad/universidad, hemos tenido que tomar esta decisión. Para algunos es fácil, ya que siempre han querido estudiar alguna carrera en concreto; o saben que quieren estudiar en una determinada ciudad. Sin embargo, una gran cantidad de jóvenes llega a 2º de bachillerato con la cabeza llena de dudas. Eso tampoco os tiene que inquietar, es normal no tenerlo claro. Ante todo tenéis que hacer una reflexión interna preguntándoos qué es lo que os gusta y lo que no. Si bien es cierto que las salidas profesionales son importantes, no creo que debáis basar vuestra decisión en ello. TENÉIS QUE ESTUDIAR ALGO QUE OS APASIONE. Y si lo que hacéis os gusta, entonces, podréis triunfar en ello. Ese fue uno de los consejos que más me ha valido a mí. Estudiar algo porque tiene muchas salidas profesionales o porque en ese momento está muy demandado, es una condena al fracaso. ¿Acaso queréis dedicar el resto de vuestra vida a algo que no os gusta?

Sin embargo, no es una decisión definitiva, siempre podréis cambiar. Y eso no es tampoco un fracaso. Hay que sentirse orgulloso de haber madurado y de darse cuenta que esa elección que hicisteis un año atrás no es para vosotros. Ante todo no quiero que os quede la idea de que “es un año perdido”. NO. Es un año en el que habéis conocido a muchísima gente, habéis adquirido responsabilidades, habéis crecido como personas y habéis madurado. No chicos, no ha sido un año perdido para nada.

Ese verano de 2º de bachillerato se toman, quizás, muchas más decisiones, que las que tomarás en tu primer año de universidad. No tengas miedo, apóyate en tu familia, pregunta a amigos que hayan empezado la universidad, infórmate, que no te dé vergüenza preguntar una y otra vez tus dudas (todos las hemos tenido), y sobre todo, elige por ti mismo. La opinión de tu familia es importante, pero eres tú quien va a tener que estudiar. Cuando estés ante una montaña de apuntes de histología/anatomía/bioquímica/biología, etc. (véase, que estudio medicina), vas a tener que encontrar por ti mismo una motivación para seguir adelante, y creedme, que en esos momentos, no vale con que tu padre quisiera que fueras médico.

ELIGE POR TI, y seguro que al final todo sale bien.

Vas a pasar momentos de estrés, y vas a creer una y mil veces que no estás hecho para la vida universitaria (la cual no es como te la habían comentado). Sin embargo, siempre tendrás a gente en la que apoyarte, y recuerda siempre:

SÍ, SÍ ERES CAPAZ!!!!

Lucía Muñoz Prejigueiro Estudiante de 1º de medicina en la Universidad Complutense de Madrid

ACCESO A LA UNIVERSIDAD. ¿DESDE FORMACIÓN PROFESIONAL O DESDE BACHILLERATO?

Algunos estudiantes deciden emprender un ciclo de Grado Superior en vez de entrar en la Universidad. «Tienes más posibilidades de trabajar, empiezas antes…» son las razones que suelen alegar. Pero hay alumnos que después del Grado Superior deciden estudiar una carrera universitaria. ¿Cómo acceden pues ellos a la universidad si no hicieron selectividad? ¿Tienen las mismas oportunidades que los alumnos que acabaron bachillerato? Las dudas son habituales, esperamos poder resolverlas:

Según la normativa actual, tanto los estudiantes de bachillerato como los de Grado Superior tienen una nota de acceso, valorada sobre 14, que será la que les permita o no entrar a estudiar una carrera que tenga nota de corte. Lo que sí que difiere es la manera de calcularla.

  • Desde Grado Superior: se valorará la nota media obtenida en el Grado Superior, a la que se le podrá añadir la nota que se obtenga en la parte específica de selectividad. No es obligatorio presentarse a selectividad, pero si la carrera a la que se opta tiene una nota de corte elevada, es aconsejable. Además hay que saber a qué asignaturas presentarse en función de la carrera y de la universidad; siempre intentaremos ir a las que ponderen 0.2.

nota de acceso: nota media del ciclo + (asignatura específica x 0.2) + (asignatura específica x 0.1)

  • Desde Bachillerato: la nota media de bachillerato vale 0.6, y la de la fase general de selectividad 0.4 y a ella hay que sumarle la fase específica de selectividad, en la que tendremos que tener en cuenta lo mismo que ya hemos mencionado en el apartado anterior.

nota de acceso: (nota media de bachillerato x 0.6) + (nota fase general de selectividad x 0.4) +                                                                        (asignatura específica x 0.2) + (asignatura específica x 0.1)

Como a veces las explicaciones abstractas nos parecen ambiguas, a ver si este ejemplo nos lo aclara:

Si un estudiante de Grado Superior ha sacado un 8 de media y quiere hacer una carrera cuya nota de corte sea un 9, deberá presentarse a alguna específica, de las que ponderan 0,2. Le sería suficiente con sacar un 5 en esa materia específica para entrar a la carrera deseada. Si ese mismo estudiante hubiese hecho Bachillerato y hubiese sacado ese mismo 8, debería sacar al menos otro 8 en la fase general de selectividad, y aún así, tener que presentarse a la materia específica para asegurar, porque ni sacando un 10 en la parte general de selectividad entraría (tendría un 8,8). Por lo tanto, todos tienen las mismas posibilidades, lo único que cambia es el cómputo de las puntuaciones. Lo que no podemos hacer es dejarnos llevar por el sistema de acceso que nos parezca más fácil, sino por el que nos parezca más útil.

¿Qué pasa con las asignaturas específicas? Según la nota de corte de la carrera que queramos estudiar, habrá que presentarse a esas asignaturas para subir nota. Lo primero es saber, en función de nuestros estudios posteriores, qué asignaturas específicas son las que más ponderan (0.2) porque así podemos sacar menos nota pero obtener la misma puntuación. Y una vez lo sepamos ponernos manos a la obra, porque aunque a priori pueda parecer que no tenemos ni idea de esa asignatura al no haberla cursado en el Grado Superior (los estudiantes que proceden de un Ciclo formativo son los que más dudas tienen a este respecto), cuando uno quiere y se esfuerza, nada lo detiene.

Dadas las diferencias, ya sabemos que todos tienen las mismas posibilidades de acceder a cursar una carrera universitaria, lo que conviene es centrarse en la manera que sea más útil para cada alumno y la inversión en tiempo.