-Hablarle sencillamente en cualquier situación cotidiana.

-Cuando el niño/a pida algo señalándolo o emitiendo algún sonido, se le proporcionará diciéndole claramente el nombre del objeto que pide.

-Juego: el/la niño/a preferirá jugar solo/a, no admitirá que se le dirija, eso no quiere decir falta de colaboración por parte del niño; únicamente que está en una fase de atención en la que se requiere todo su esfuerzo y, cualquier intento de intervención por parte de un adulto se considera una interferencia. El/la niño/a que está en este estadio de atención requiere un juego paralelo del adulto: éste se pondrá a su lado diciendo en voz alta lo que quiere corregir del juego del niño/a pero haciendo como si el adulto jugara a otro juego.

-Utilizar su propio nombre siempre que se dirijan al niño/a, evitando el uso de abreviaturas u otras designaciones como “peque”, “nene”, etc.

-Modelar su conducta mediante el lenguaje oral: el adulto que en un determinado momento esté con el niño/a mientras este come, juega… debe relatarle cada cosas que en ese momento está haciendo el niño/a.

-Son muy recomendables los juegos de imitación. Por ejemplo, peinar a un muñeco mientras se le peina a él/ella, bañarlo o acostarlo a la vez que se le hace al niño en realidad.

-Buscar fotografías de objetos cotidianos, de miembros de familia, animales, etc. y hacer que los empareje con objetos o personas reales.

-No se debe forzar una situación para que se aprenda una palabra que en todo caso solo la utilizará en esa situación. Los niños/as deben sentir la necesidad de comunicarse mediante el lenguaje oral.

-¡¡¡Y sobre todo ser exigentes pero pacientes!!!